Desarrollar una estrategia implica tomar decisiones con conocimiento de causa sobre mercados, productos y servicios. En una estrategia se incluyen todas las acciones que determinan la dirección que tomará la empresa, que fijan los objetivos, y que repercuten directamente en la toma de decisiones, así como en el uso de los recursos disponibles. La mejor forma de definir los objetivos y las metas estratégicas es llevando a cabo un análisis riguroso de las decisiones tomadas en materia de gestión de oportunidades, esfuerzos y recursos.
Una estrategia eficaz determina y revela el propósito del negocio en cuanto a sus objetivos a corto, mediano y largo plazo, a los programas de acción y prioridades en la asignación de recursos. El propósito debe ser claro y atractivo, orientado al beneficio y desempeño económico. La estrategia debe intentar mantener una ventaja competitiva sostenible a largo plazo respondiendo adecuadamente a las oportunidades y amenazas del entorno y a las fuerzas y debilidades de la empresa.
Toda estrategia eficaz de negocio debe plantear respuestas a los siguientes cuestionamientos:
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¿Cuáles son las tendencias de la industria?
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¿Cuáles son las barreras?
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¿Qué innovaciones se están gestando?
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¿Cuál es el segmento de mercado?
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¿Qué posición tiene la empresa en ese segmento?
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¿Cuál es la diferenciación?
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¿Cuáles son los objetivos a corto, medio y largo plazo?
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¿Cuáles son las expectativas de crecimiento?
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¿Cómo está organizada la empresa?
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¿Se dispone de los recursos necesarios para conseguir los objetivos?